Cuando años atrás dos investigadores argentinos se atribuyeron el supuesto descubrimiento de una vacuna contra el cáncer, el título de una de las publicaciones más prestigiosas señaló: “Esto los conduce directamente al premio Nobel o a la cárcel".
Los años siguientes fueron salpicados por noticias falsas o por lo menos dudosas y quienes han tenido la suerte de vivir mucho han probado que cada tanto, el mundo parece volver a repetir historias. La búsqueda de la seducción a las nuevas generaciones y a las desencantadas encuentra cada tanto tierra fértil. Lo ha demostrado Alemania con reapariciones de movimientos nazis, España con el fenómeno ultra derechista Vox, Chile con sus revueltas descomunales destruyéndolo todo, Brasil con Bolsonaro, EEUU con Trump y ahora Argentina donde un antipolítico recibe en poco tiempo un apoyo brutal que parece poder ponerlo a la presidencia dentro de dos meses.
¿Qué pasó además del desencanto? La explicación no está en el discurso de Milei, este personaje que era el mimado de los medios porque sacudía las audiencias diciendo lo contrario de los demás. Todo muy lindo hasta que el personaje se comió al economista y tanto el gobierno como la oposición empezaron a verlo como un peligro y movieron sus influencias para bajarlo del escenario periodístico. Pero ya era tarde. Ni siquiera las encuestas lo detectaron (dicen). En cada entrevista mezcló verdades con locuras y así evitó que lo encasillaran.
Se definió como antiEstado considerando que solamente deberían existir las funciones de seguridad y justicia, se opone al aborto, autorizará la libre portación de armas, niega el cambio climático, es partidario de la legalización de las drogas, considera al Papa una encarnación del comunismo, quiere ser judío y cambiar de religión, quiere eliminar los impuestos, dinamitar el Banco Central para que no se pueda emitir papel moneda y pasarse al dólar, y solo se detiene a pensar cuando se le pregunta si actuará como Bukele en El Salvador aunque reconoce que tiene un enviado que está observando los resultados del “cero delito” para aplicarlo en la Argentina.
No menos duras son dos de sus colaboradoras: Victoria Villarroel hija de militares que patrocina una “nueva verdad histórica” respecto del rol de la última dictadura y Carolina Píparo candidata a gobernadora que odia a los delincuentes como consecuencia de aquella tragedia que le tocó vivir en La Plata en 2010 cuando embarazada de 8 meses fue atacada a la salida de un banco por dos hombres que le dispararon sin piedad. Tras meses internada salió del coma pero no pudieron salvar a su bebé. Ahora, promueve una policía al estilo Bolsonaro que dispare sin piedad a cuanto delincuente se cruce “porque el miedo – dice- lo tienen que tener ellos”. Los discursos de Milei se parecen ahora a los de una secta religiosa fundamentalista y no de un estadista sereno y reflexivo, y todo indica que (como ocurrió con los científicos del cáncer esto conduce a una “Argentina potencia” o al entierro definitivo de un país.
